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Instrucciones para sentarse en un banco

Los bancos de madera del St. James Park son muy anchos y las palomas muy confiadas. Si uno se sienta en el lado izquierdo del banco, invita a aquel que pasa a que se siente a su lado, si gusta. Si se sienta a la derecha, deja un amplio espacio de banco para que el paseante cansado jadee sinceramente agradecido. Pero, la otra tarde, mientras yo paseaba tranquilo mirando los patos del lago, vi que tú no seguías ninguna de todas aquellas normas que yo había elaborado pacientemente. No eran normas escritas, claro está, pero todos los viandantes del St. James Park las conocían como si fuesen capaces de leerlas en mi frente. Todos menos tú. Ahí estabas, sentada justo en el centro de uno de los bancos, rechazando la amable conversación de un posible desconocido. Tu bolso a la derecha, a la izquierda el tabaco, y tú distraída, imitando el sonido de las palomas. Como nunca antes me había visto envuelto en situación semejante, me vi obligado a pedirte que me dejaras sentarme a tu lado. Volviste por un momento de tu mundo ajeno al resto y respondiste que sí. Entonces me di cuenta de que realmente no hacen falta instrucciones para sentarse en un banco del St. James Park: todos sus usuarios, en el fondo, buscan compañía.