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lashojasdelcalendario

La oficina de objetos perdidos

Para mi mami, que hoy es su cumple.

- Buenos días.
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarle? –responde amablemente el muchacho de la ventanilla.
- Venía a solicitar un par de alas nuevas.
- Muy bien señorita, pase usted por la mesa cinco.
Lola avanza dando chancletazos en el suelo hacia la mesa número cinco, no hay cola. Se sienta en la silla y sonríe enseñando los dientes mientras se coloca el pelo.
- Buenos días.
- Buenos días –responde el encargado, tocándose servicialmente el nudo de la corbata.
- Vengo a solicitar un par de alas nuevas.
- De acuerdo –sonríe –si no le importa le haré unas preguntitas para rellenar un pequeño cuestionario.
- Adelante –contesta ella cruzándose de piernas, dejando visibles por debajo de la falda sus inmensas rodillas.
- Bien… -cavila mientras rebusca entre sus papeles -¿dónde y cuándo perdió usted sus alas?
- Ayer, a la entrada de un cine.
El hombre apunta en el papel, asintiendo levemente con la cabeza y apretando ligeramente los labios.
- Motivo: primero, desamor; segundo, pérdida accidental; tercero, echa usted de menos a un ser querido; cuarto, frustración; quinto, visibilidad abstracta o nula del futuro cercano; sexto, otros.
- Desamor –responde Lola entornando los ojos como si un recuerdo acabara de atravesar su mente.
El hombre hace una pequeña equis en un recuadro.
- Quiere usted recuperar sus alas… primero, porque se siente vacío/a sin ilusión; segundo, porque no se ve con fuerzas de seguir adelante; tercero, porque reconoce que es un punto negativo golpeando firmemente en su autoestima; cuarto, otros.
- Supongo que la primera opción.
- Estupendo, pero si también desea solicitar ilusión, tendrá que acercarse a la mesa número ocho.
- No, de momento sólo quiero mis alas, gracias.
- Está bien –apunta en el formulario –ahora, deberá usted… -se detiene desconcertado y mira con los ojos medio cerrados hacia el cuello de la chica, como sospechando –eso, ¿eso del cuello es una nariz de payaso?
- Sí –responde ella sujetándola con la mano, como si ya no recordara que la había puesto ahí –me la regalaron.
- Por favor, tenga usted un poco de respeto, la mesa tres está repleta de gente que quiere recuperar su alma de payaso.
Lola gira la cabeza y ve una fila de personas que la miran haciendo pucheros, acariciándose las narices desnudas, sudando y resoplando por llegar de una vez a la mesa y poder solicitar su alma payasera.
- Lo siento –dice ella guardándola rápidamente en el bolso.
- Cómo le decía, rellene esta ficha, firme aquí, aquí y aquí y en una semana, como mucho diez días, recibirá usted la respuesta a su petición.
Lola obedece y va firmando los papeles entre suspiros resignados. Por fin alcanza la puerta y se marcha. En un par de semanas, o quizá algún mes, podrá volar de nuevo.

2 comentarios

Tamara -

Me ha encantado.Es bien xulo y no muy infaltil(x mi part)

Mono -

Ay, éste me ha gustado moito.
No eches a volar demasiado temprano que todos sabemos que eres torpe cuando te acabas de levantar y quieres hacer café.