Blogia
lashojasdelcalendario

Café

Te estoy observando desnuda bajo la manta y, aunque estemos los dos en casa ajena, voy a levantarme y prepararé café. “Primero echa el agua, abajo Martín, no se te olvide y después el café en el minúsculo embudo. Ponlo sobre el fuego, eso es…” tengo que repetirme los pasos correctos. Mientras voy sintiendo el aroma, imagino que lo estoy haciendo para ti, que cuando te levantes desayunaremos juntos y nos iremos al metro para despedirnos de nuevo hasta mañana. Pero no sé por qué tengo la sensación de que, aunque esté en esta cocina haciendo café, todo es un sueño. No sé por qué sé que vas a levantarte, vas a sorber torpemente de un vaso medio sucio el agua con posos que me ha salido y vas a volver a repetirme que no te vas a enamorar de mí. Supongo que todo eso lo imagino porque está lloviendo y porque no hemos madrugado y hay mucho que estudiar. Supongo que lo pienso porque no sería la primera vez que nos pasa, a pesar de que ya sabes que no puedo decirte que no. Pero hoy todo es diferente, porque cuando vuelvas a repetirme lo mismo de siempre, haré la maleta y me marcharé muy lejos. Intentaré dejarte aquí olvidada todo lo que pueda, buscar nuevos sueños, encontrar distintas ilusiones, renovarme, a fin de cuentas. Sí… cuando vuelva, seguramente, me apetezca volver a verte. Y, por qué no, lo más probable es que quedemos en nuestro sitio habitual, para dar un paseo, para tomar algo o, incluso, para ir al cine. No sé si es por la lluvia o por lo mal que me ha salido esta mañana el café, pero imagino que en ese momento seguiré preguntándome por qué demonios voy a quererte toda la vida.

0 comentarios